"Un camino hacia la Creatividad y Excelencia Humana"

EL MEJOR LUGAR PARA QUE TUS HIJOS APRENDAN DE UNA MANERA DIVERTIDA Y SE FORMEN COMO PERSONITAS INTEGRAS.

viernes, 10 de mayo de 2013

jueves, 2 de mayo de 2013

Escuela de Padres- May/2013: LA CAJA MAGICA

LA CAJA MAGICA

Consultamos y Debatamos
La televisión está presente en todas nuestras casas, nos trae información y emoción. Nos acompaña y a veces ocupa demasiado nuestro tiempo. Se puede decir, sin temor de equivocación, que es el acompañante obligado y a veces único de muchos niños, niñas y adolescentes.

La televisión, que es el medio de comunicación social preferido de los niños, tiene como fin informar, educar y entretener. En la edad de uno a cinco años se convierte en una caja mágica. La utilización excesiva y en soledad (como niñera) de los medios de comunicación masiva puede traer consecuencias graves para niños y adolescentes.

Además de entretener, la televisión nos quiere vender cosas, nos produce emociones, nos crea necesidades que a veces no son necesarias: nos cambia la vida. Pero lo más grave, nos va vendiendo un estilo de vida, de sociedad de consumo. Cuando los niños ven televisión en exceso (teleabuso) tienden a identificarse notoriamente con los personajes ficticios de esta.

El abuso de la tele produce cansancio visual, por fijar la vista por largo tiempo en un punto. Los niños sólo adquieren la agudeza visual normal del adulto a los cinco años, por lo que, antes de esa edad, se tienen que acercar mucho al aparato receptor; cuando este acercamiento es excesivo puede ser indicador de un defecto visual. La televisión disminuye el tiempo y modifica el patrón normal de sueño de los niños y los adolescentes, pudiendo producir pesadillas, con contenido similar al de los programas que ven.

Entre los efectos indeseables que con más insistencia se señalan al abuso de la televisión están la disminución de tiempo para actividades que requieren que los niños y los adolescentes estén en acción, como el juego, el ejercicio y los deportes, lo que los podría llevar al sedentarismo o quietud excesiva y a que conversen e intercambien opiniones con menor frecuencia.
Los niños menores de dos años están en un periodo crítico de desarrollo cerebral y emocional; por lo anterior, no deben ver televisión ni ponerse en contacto con otros medios de comunicación masiva electrónicos, para disminuir la posibilidad de entorpecer este desarrollo.
Los niños de dos a cuatro años siguen en este proceso, pero su creciente independencia hace que se acerquen con facilidad a la televisión, por lo cual los padres deben ser conscientes de que no es el mejor acompañante en el desarrollo de niños de esta edad. A ellos se les debe inducir a que en vez de ver televisión jueguen, hagan ejercicio y se acerquen a la literatura infantil.

El tiempo de descanso es fundamental en el desarrollo de niños y adolescentes, por lo que no debe ser ocupado sólo por la televisión. Si un niño está aburrido o busca un adulto para compartir no se le debe sugerir siempre televisión; se le debe proponer otra cosa.
En este caso es fundamental el ejemplo, pues si cada vez que un niño busca a sus adultos significativos estos están viendo televisión en su tiempo libre, es muy difícil hacer otra propuesta, por lo cual es preferible que los encuentren haciendo otra cosa, como jugar, leer, hacer deportes.

En la familia, mediante el diálogo, se establecen los valores y los criterios con los que el niño entra a afrontar las propuestas de la televisión y de otros medios de comunicación social.
El niño menor de cinco años debe acompañarse por un adulto. Debemos vigilar mensajes y contenidos, pues esta es una época de gran receptividad. Por ejemplo, se les venden ideas equivocadas sobre la nutrición, que los llevan a preferir los productos de moda en vez de los alimentos naturales como verduras y frutas. Ofrecen un ideal de utilizar el tiempo libre en forma sedentaria y acompañarlo de comida chatarra. Además, muchos programas les ofrecen imágenes que no propician la igualdad entre hombres y mujeres. Debemos ser espectadores de la televisión con sentido crítico y no aceptar pasivamente todos los contenidos que ofrece.
Las soluciones al problema de los peligros que puede producir la televisión en niños y adolescentes se suelen ver desde dos puntos de vista: apagar la televisión o reemplazar los programas inadecuados por programas educativos con el correspondiente control del tiempo dedicado a ella y la enseñanza a adultos y niños a usar con sentido crítico los medios de comunicación social electrónicos. La primera solución es difícil y poco práctica, por lo que se debe recurrir a la segunda.

Tener la televisión en el cuarto puede llevar fácilmente a que cada miembro de la familia se enfrasque en sus programas favoritos, alejándose unos de otros. Los niños siempre deben ver televisión acompañados de adultos que estén en posibilidad de reforzar su capacidad de verla conscientemente, mediante el diálogo permanente alrededor de lo que se ve, para lo cual es imperativo que los adultos se eduquen para esta tarea. Debemos conocer los contenidos de los programas y los efectos que pueden producir.

El control del tiempo es fundamental, sugerimos por ejemplo, para los niños de cuatro a cinco años: no más de una hora al día de televisión, no más de dos los fines de semana. Esto lo deben respetar todos los adultos que acompañen a los niños, por lo cual es necesario el consenso de los adultos acompañantes, quienes deben limitar también su tiempo de televisión, pues aquí debemos educar con el ejemplo.

Debemos conocer la programación y seleccionar cuáles programas son convenientes para nuestro hijo. La influencia de los medios de comunicación social varía según el contenido que transmitan, de la capacidad de quien recibe el mensaje y del tiempo de exposición a ellos. Pueden ser útiles y formativos si se utilizan bien y muy dañinos si se hace mal uso de ellos.

La televisión debe ser solamente una de las posibilidades de diversión en familia; existen juegos, títeres, música, libros, deportes, que también nos divierten y nos permiten compartir. La familia debe ampliar la oferta de diversión para niños, adolescentes y adultos con actividades al aire libre, paseos, visitas a la familia extensa, etcétera

Comprometámonos y evaluemos
  • No usemos la televisión para que nuestro hijo deje en paz a los adultos.
  • Limitemos el tiempo que nuestro hijo dedica a ver televisión.
  • Acompañemos a nuestro hijo cuando vea televisión. Dialoguemos sobre lo visto.
  • Seleccionemos los programas apropiados para él.
  • Enseñemos a nuestro hijo desde pequeño otras actividades para los ratos de tiempo libre, como lectura, pintura, juegos, ejercicio y deportes.
  • Asumamos la tarea de defender la postura corporal actual y futura de nuestro hijo, induciéndolo a que no tome posiciones peligrosas para ver televisión.
  • Estimulemos a nuestro hijo a parpadear con frecuencia y a desviar la vista de la pantalla periódicamente, para no fatigar la visión.
  • Seamos conscientes de la importancia de que nuestro hijo coma y duerma bien y en el sitio pertinente, por lo cual no se le debe permitir que vea televisión inmediatamente antes de dormirse ni, mucho menos, utilizarla como inductora de sueño, ni que coma frente al televisor.
  • Resistamos la presión de la propaganda en televisión, analizando con los hijos el contenido de los comerciales.

¿QUIEN ME ACOMPAÑA?


TAREA 
  1. Que programas de televisión observa tu hijo (a) en los tiempos libres:
  2. Escribe que enseñanzas dejan los programas que observa tu hijo
  3. Crees que los programas de televisión que observa tu hijo han creado un comportamiento inadecuado, cuales, escríbelos: